Érase una vez un chico llamado Bruno que vivía en un pequeño piso del centro de Madrid. Aquel año estaba en el último curso de bachillerato y dentro de un mes debía apuntarse en alguna universidad. Él siempre había sido un chico tímido y eso le había cerrado algunas oportunidades de probar experiencias nuevas. No hacía ninguna actividad extraescolar, su día a día siempre era el mismo: instituto por la mañana y deberes en casa por la tarde.
Bruno sentía como si dentro de su cuerpo hubiera otro Bruno con ganas de probar cosas nuevas pero no conseguía sacarlo de esa gran coraza. Se sentía triste, decepcionado de sí mismo y como si estuviera encerrado en una cárcel de la cual no podía salir. Además estaba agobiado y estresado porque no sabía qué sería de su futuro académico y profesional, no sabía qué carrera escoger.
De repente, un día por la mañana cuando se despertó, decidió apuntarse a distintas actividades para así poder ayudarlo a escoger: los lunes judo, los martes robótica, los miércoles teatro, los jueves natación y los viernes club de lectura. Parecía que el nuevo Bruno había salido de su jaula, pero no. Ninguna de esas actividades le llamó suficientemente la atención como para dedicarse a ello. Una vez que había conseguido apartar la timidez y no sirvió para nada. Desesperado, se encerró en su habitación y no salió de allí durante días.
Desde su ventana vio a una chica cantando y tocando el piano, cantaba, tocaba un par de notas, escribía algo y volvía a repetir lo mismo. ¿Qué hacía aquella chica? ¡Estaba componiendo una canción! La idea le pareció brillante, salió de la habitación, se fue al sótano y cogió una guitarra antigua de su padre. Volvió a su habitación y empezó a escribir todos los sentimientos que llevaba dentro y que le impedían ser un Bruno libre. Escribió un montón, buscó a internet los cuatro acordes de guitarra básicos y empezó a entonar una bonita melodía. Durante aquel momento se sintió libre. De allí salió una canción preciosa y un futuro musicólogo maravilloso. La música lo liberó de su propio encierro.
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